O puede que sea yo. Puede que yo sea una princesa sensible, pero el asunto es que ya van varias veces que la gente me hace comentarios muy pesados sobre lo que creo, siento o hasta de mi trabajo. Es interesante como cuando ya eres un adulto tu realidad se vuelve más fija que antes.
Creo que esa rigidez es lo que hace que en tu vida adulta las cosas sean más difíciles de cambiar, te gusten o no te gusten. La incapacidad de entender el estilo de vida del otro y más aun respetarlo es muy difícil.
Yo tengo una paradoja torturante, odio el cambio pero necesito cambiar constantemente. No es que no me guste como soy, pero siempre estoy buscando formas de mejorar, de ser más feliz, de ser mejor jefa, de aprender más y de disfrutar más.
Es la premisa general que he seguido toda mi vida, pero creo que hubo un tiempo que no la aplique con las técnicas correctas. Y hubo otra etapa llena de tristeza y obscuridad donde a la gente que me dijo que yo no valía nada y yo le creí.
Estoy al borde de los 30, que se que para muchos es el fin del mundo. Para mi es la continuación del viaje, por que al final los 30 solo son el kilometraje que llevas en el cuerpo, pero la calidad del viaje y la calidad del vehículo la decides tu. Y en este borde, estoy trabajando todavía en mi. Creo que antes fue un proceso de sanación, autoestima y corazón destrozados en el piso todavia palpitante y joven , pero super herido. Ese corazón ya esta parchadito y sano, y esta aprendiendo a latir otra vez, fuerte y seguro. Y entonces hay que abrirlo.
Ese es justo el punto en el que estoy.
En entenderme y quererme y darme chance y encontrar mi ritmo. En ser lo que en esencia me define.
En eso andamos. Y la verdad que el proceso doloroso ya paso, pues la verdad que estoy empezando a disfrutar otra vez todo este show llamado vida.
